domingo, 5 de febrero de 2012

"Vendían cosas a mi nombre y no lo sabía"

Una víctima afirmó que le hackearon su cuenta

"De un día para el otro comencé a recibir reclamos e insultos por productos que yo no vendía y que ya habían sido pagados. Alguien había ingresado en mi cuenta con la que opero a través de Internet y yo nunca lo supe", dijo Nicolás Sánchez, de 28 años, quien compra y vende productos por Internet.

El caso de Sánchez refleja cómo una persona puede ser víctima de un fraude, o bien de ser usada para estafar a terceros.


"Siempre tomé todos los recaudos para no ser víctima de ningún tipo de ataque en mi computadora: actualizaba el antivirus, miraba bien qué mails abría y cuáles no, era cuidadoso de los sitios en los que navegaba, pero me di cuenta de que nunca se puede estar 100% seguro."

No bien notó las anomalías, Sánchez dio aviso a la empresa de lo que estaba ocurriendo. "Al otro día, me inhabilitaron para seguir operando hasta que se resolviera la situación mía y la de la gente estafada. Después de varios días, volvieron a contactarme y me explicaron que hackers de Rumania habían ingresado en mi cuenta, ofrecían productos inexistentes y pedían a los usuarios que transfieran el dinero a cuentas de terceros."

En los primeros días de 2012, el caso de fraude que tuvo como víctima a la familia Toscano, dueña de una corredora de cereales, salió a la luz, al poner en evidencia la normalidad y frecuencia en la que ocurren este tipo de delitos. Con un minucioso trabajo de inteligencia y mucha paciencia, los hackers monitorearon por varios días todos los movimientos de Marcelo Toscano, quien acostumbraba a manejar grandes cantidades de dinero.


"Los delincuentes sabían cuándo atacar, y lo hicieron a media mañana, momento en que las cuentas bancarias de la cerealera siempre registraban activos en su haber. Lograron hacerse de $ 87.000", dijo a La Nacion Marcelo Toscano.

"De un momento para otro, cuando terminé de realizar las operaciones de la mañana, mi sesión en Interbanking se cerró abruptamente. Como yo justo estaba saliendo, pensé que fue parte del proceso del sistema", dijo a La Nacion Marcelo Toscano.

"A las dos horas -agregó-, recibí un llamado del banco Santander Río en el que me informaban que no contaba con dinero suficiente para concretar las operaciones. Era imposible. Allí comenzó mi calvario."

Fuente: LaNacion.Com

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